En esta foto actual se observa el lugar donde ocurrieron los hechos que voy a narrarles e incluso se ve que aun existe una de las palmas y donde hubo un estanque, hoy hay una pequeña plaza con ciertos juegos infantiles.
Esta leyenda de terror se conoce desde hace muchos años y se relaciona con la muerte de un vendedor de relojes que se dice fue ahorcado en dicho lugar y a la fecha no puede descansar en paz pues el alma de esa persona sigue vagando en pena atormentando a quienes rodean el lugar donde murió y buscando a aquellos que lo asesinaron.
Se cuenta que un día al andar con unos amigos de parranda allá por el rumbo de Bellavista a la altura de la antigua gasolinera, se le hizo tarde al relojero, que vivía lejos de ahí y por eso decidió tomar un atajo para llegar pronto a su casa, esa vereda conducía a una zona del viejo barrio de la Fundición donde nacía un ojito de agua que formaba un pequeño estanque al cual los niños acudían en las tardes a nadar después de haber ido a la escuela. A la orilla del estanque había dos palmas chinas una de ellas, tenia un brazo muy tétrico en forma de arco.
Después de que obscurecía, ese lugar no era frecuentado por la gente, lo que aprovechaban ciertos individuos para hacer fechorías a quienes osaban pasaban por esa vereda.
Se dice que el ebrio vendedor, a mal andar por los humos del alcohol, se encaminaba a su destino portando un maletín que contenía diversos relojes de gran valía cuya mercancía era su negocio y que al llegar al susodicho lugar le salieron al paso dos individuos de mala calaña con la intención de robarlo.
Hay quien asegura que los maleantes no eran otros que aquellos con los que había convivido ese día y que sabiendo que traía en su poder los relojes acordaron robarlo, por lo que previamente lo pusieron un tanto borracho, ante lo cual lo siguieron para asaltarlo
Cuentan que durante el robo el vendedor de relojes reconoció a los ladrones por lo que éstos para evitar sospecha lo colgaron del brazo arqueado de una de las palmas para aparentar que el relojero se había ahorcado por su propia cuenta.
Así, en un principio corrieron rumores de que se había suicidado, lo cual fue desmentido por su familia y las investigaciones como siempre no dieron ningún resultado.
A partir de aquel día, fueron muchos los que al pasar junto a la vieja palma macabra volvían a ver a aquel vendedor de relojes con la soga al cuello, y sus ojos abiertos mirándoles fijamente, como queriendo reconocer a aquellos que lo asesinaron, por lo que nadie quería pasar por allí especialmente solo y los niños rehuían jugar incluso en los jueguitos que se pusieron en ese lugar.
Aun hoy, después de casi 70 años sigue apareciéndose el ahorcado sin querer pasar del otro lado. ¿Verdad? ¿Mentira? ¿Fabulación de unos pocos? Nadie lo sabe. Solo vale acercarse al lugar, esperar el momento oportuno y no rendirse al miedo para cerciorarse de la leyenda.
Resta decir que en una reunión nocturna que tuvieron hace ya varios años en ese lugar, algunos jóvenes borrachos del vecindario, envalentonados por el alcohol, decidieron acabar con esa leyenda y fueron a cortar la vieja palma del brazo arqueado y como no pudieron hacerlo, se dice que fue por el estado etílico en que andaban, para evitar volver a tener que soportar tal visión macabra, quemaron la palma.
No obstante la deplorable acción, se cuenta del ahorcado sobre la palma, que aun permanece allí colgando de la misma rama, y que el fantasma del relojero se vuelve a aparecer , retorciéndose y viendo mientras cuelga de la yucca a ver si pasan los ladrones.
Actualmente, solo queda una de las dos palmas chinas y se dice que en la noche a la luz de la luna se ve la sombra del vendedor de relojes ahorcado como si aun siguiera la palma macabra en su sitio.
Estos hechos sucedieron por el rumbo de la Calle Álvaro Obregón al sur de la ciudad de Saltillo, Coahuila, en la parte alta de la antigua privada fundición ahora llamada Privada Ramón Mendoza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario