lunes, 17 de junio de 2019

La plaza Manuel Acuña




La plaza Manuel Acuña formaba parte de un terreno mucho más extenso. En 1835, por ejemplo, ocupaba desde la hoy calle Ocampo hasta la hoy calle Pérez Treviño, y de Allende a Padre Flores. La extensión de esta plaza era muy grande, y ahora sólo podemos disfrutar de una fracción de ella.

Esta plaza ha tenido varias funciones y construcciones con el paso de los años. Para comenzar la historia del espacio que ocupa la plaza es necesario remontarse a cuando aún no se conformaba la ciudad de Saltillo, y en su lugar había dos villas, la de Santiago del Saltillo y la de San Esteban de la Nueva Tlaxcala.

En esos tiempos parte de este espacio fue el llamado parián (mercado) de la población tlaxcalteca de San Esteban. Con el paso de los años, el crecimiento y la importancia de la ciudad, este espacio pasó a ser la Plaza Tlaxcala, alguna vez conocida también como Plaza del Pueblo.

Era probablemente la segunda plaza más antigua, después de la Plaza de Armas, y contaba con la mayor área después de la alameda. Tiempo después ese espacio que alguna vez ocupara la denominada Plaza Tlaxcala, fue el lugar donde se instalaba la tradicional feria de Saltillo, una de las ferias más famosas del país, pues en ella se congregaban comerciantes tanto locales como foráneos y extranjeros. Intercambiaban productos de la más variada especie. Algunos de los artículos locales eran el trigo, los famosos sarapes, jorongos, pieles, harina, vinos, ganado y frutas; entre los provenientes del extranjero se encontraban paños, sedas, alfombras, porcelana, joyas, especias, aceites, azúcar, café, arroz, y tabaco, entre muchos otros que le fueron dando fama a esta feria. Además se organizaban diversiones y juegos de azar, por lo que tiempo después se construyó una plaza de toros justo en el extremo norte de dicha plaza.

Esta plaza de toros se denominó Tlaxcala; claro está que el nombre provino del lugar donde se ubicaba, mismo lugar que ahora ocupa el mercado Juárez. El extenso terreno de la plaza pasó, en 1885, a ser propiedad del señor Marcelino Garza y de su esposa, la señora doña Delfina Villareal de Garza, quien concibió la idea de construir y arreglar un jardín y donarlo a la ciudad.

Dicho jardín fue construido a expensas del señor Marcelino, y en 1897 se entregó oficialmente a la ciudad con el nombre de Plaza de los Hombres Ilustres. Tiempo después adoptó el nombre de Plaza Acuña, en honor del poeta saltillense Manuel Acuña, y se colocó la escultura del poeta hecha por el escultor Jesús Contreras en 1900, misma que participó en la exposición de París de ese año.

Esta escultura de gran belleza estuvo algún tiempo en la Alameda Zaragoza, hasta que regresó a su lugar original, donde desde entonces ha vuelto a ser admirada por propios y extraños mientras pasean por las concurridas calles de Allende y Aldama.

Fuente: La colección Bordeando El Monte es una publicación de la Secretaría de Medio Ambiente. Artículo "Los rincones verdes de Saltillo" por Mayda Interial Villafaña, publicado en la edición de Agosto de 2014






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