Emilio Carranza piloto aviadro nacido en Ramos Arizpe, Coahuila, se convirtió en un héroe nacional en mayo de 1928, al volar más de tres mil kilómetros sin escalas desde San Diego, California, a la Ciudad de México en 18.5 horas, el tercero más largo en solitario en ese entonces.
Semanas después fue seleccionado para realizar un vuelo para promover la paz y la buena voluntad entre México y Estados Unidos, volando de la Ciudad de México a Washington D.C. y luego a la ciudad de Nueva York y después de regreso a México sin escalas.
El vuelo tenía como objetivo responder al gesto de buena voluntad efectuado un año antes por Charles Lindbergh, con el mismo motivo. Carranza, ya era considerado entonces el Lindbergh mexicano.
El itinerario sería de la Ciudad de México a Washington, DC., y luego a la Ciudad de Nueva York y de ahí directo de regreso a la Ciudad de México. La aeronave, el Excélsior de México, una réplica del Espíritu de San Luis de Lindbergh, fue creada para el viaje.
Carranza inició el vuelo desde Balbuena, en la Ciudad de México, la mañana del 11 de junio con la intención de llegar a la capital de Estados Unidos. Sin embargo, el mal tiempo lo obligó a descender la madrugada del 12 de junio en Mooresville, Carolina del Norte, unos 480 kilómetros antes de su meta en Washington.
Tras varias horas de recuperación, Carranza completó su vuelo el mismo día y fue recibido por un desfile de bandas militares, reporteros de todo el mundo y el presidente Calvin Coolidge en Washington D.C., antes de proseguir a Nueva York.
En la foto con el avión México-Excelsior en el que realizó ese viaje
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