La Organización Internacional del Trabajo (OIT), cuando se fundó en 1919, adoptó como uno de sus principales objetivos, la abolición del trabajo infantil.
Para alcanzar su meta estableció como una edad mínima de admisión al trabajo, que ésta no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar y consideró al trabajo infantil como toda actividad económica llevada a cabo por personas menores de 15 años de edad, que priva a las niñas y niños de su infancia, su potencial, su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo.
En el año 2002, la Organización Internacional del Trabajo estableció el primer Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el día 12 de junio.
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