lunes, 4 de junio de 2018

Una Joya por Descubrir


Por la calle Hidalgo, dos cuadras al sur de la Catedral de Santiago, luce adusta la fachada neoclásica que da acceso a un templo que guarda en su interior una valiosa colección de pinturas.

El Templo de San Juan Nepomuceno es uno de los secretos más sorprendentes de Saltillo.

En el año 1912, el sacerdote Gonzalo Carrasco hizo varias reproducciones de escenas de la pasión y muerte de Cristo, obras de grandes dimensiones que son el máximo punto de interés artístico de este lugar.

Entre las escenas pintadas al óleo están “La Oración del Huerto”, “El Encuentro con la Virgen María”, “La Crucifixión”, “El Descendimiento” y “La Soledad de Nuestra Señora”.

Manuel Tapia y Antonio Frías, ayudantes del padre Carrasco, realizaron después un cuadro original, “El Nacimiento”, mismo que está colocado en la capilla del Sagrado Corazón, así como el mural “María Reina con los Santos de la Compañía de Jesús”.







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