jueves, 6 de diciembre de 2018

6 de Diciembre: Se suicida el poeta Manuel Acuña Narro.


El 6 de diciembre se recuerda el fallecimiento del escritor saltillense, Manuel Acuña

Este día pero de 1873, a la edad de 24 años, muere Manuel Acuña en la ciudad de México, dejando una carta para su amigo, el poeta Juan de Dios Peza y uno de sus poemas más célebres, “Nocturno a Rosario”, que se volvió uno de los emblemas literarios del amor trágico, el cual fuera dedicado a Rosario de la Peña.

Manuel Acuña Narro nació el 27 de agosto de 1849 en Saltillo, Coahuila y a lo 16 se trasladó a la Ciudad de México para matricularse como alumno de la Escuela de Medicina; muy pronto destacó, no por su habilidad con el bisturí, sino por sus dotes literarias.

A los veinte años fundó la Sociedad Literaria de Nezahualcóyotl y comenzó a formar parte de un grupo de intelectuales liberales liderado por Ignacio Manuel Altamirano. Así conoció a Rosario de la Peña y Llerena.

Sus 24 años le alcanzaron para escribir 96 obras: 80 poemas amorosos, patrióticos, humorísticos, descriptivos y de circunstancias; una obra de teatro; tres artículos y 12 cartas.

Crónica de un suicidio ¿anunciado?

El 6 de diciembre de 1873, Juan de Dios Peza encontró muerto a su amigo Manuel en la celda 18 de la Escuela de Medicina - en el hoy Museo de Medicina de la UNAM, en donde se conserva una placa que recuerda que ahí vivió y se suicidó el poeta-.

Un aliento con “olor a almendras amargas” reveló que había ingerido cianuro para envenenarse y una nota póstuma confirmaba su decisión: “Lo de menos será entrar en detalles sobre la causa de mi muerte, pero no creo que le importe a ninguno; basta con saber que nadie más que yo mismo es el culpable. Diciembre 6 de 1873. Manuel Acuña”.

Juan de Dios Peza llegó tarde. Acuña había advertido que un solo minuto de retraso significaría irse sin despedirse.

Los estudiantes de la Escuela de medicina y un gran grupo de políticos, periodistas, escritores y artistas de la época, se reunieron para darle el último adiós al joven Manuel Acuña. El sepelio duró horas, se dijeron 17 discursos y se recitaron poemas.

Finalmente, sus restos fuero depositados en Campo Florido, el cementerio de los pobres (actualmente reposan en el Panteón de Santiago en Saltillo, en la rotonda de los hombres ilustres)

La musa de moda

La famosa Rosario era el objeto amoroso de varios poetas de la época, quizá por su belleza, quizá por su cultura, quizá por su estimada posición social y económica o tal vez solo por pertenecer al círculo, muchos le dedicaron sus letras.

Pero Manuel no solo quería ser uno más de los que le ofrecían versos. Además del “Nocturno a Rosario”, ofreció su muerte en respuesta al desamor de la musa, que por el resto de su vida llevó como un estigma la acusación que Altamirano le hizo al enterarse de la muerte del joven poeta “se ha matado por ti”.

“Es verdad que Acuña me dedicó su ‘Nocturno’ al matarse. Es verdad que conservo el original esa composición como un tesoro inapreciable, pero es verdad que ese ‘Nocturno’ ha sido un pretexto nada más, y nada más que un pretexto de Acuña para justificar su muerte; uno de tantos caprichos que tienen al final de su vida algunos artistas…”, declaró Rosario en un entrevista realizada por Carlos Amézaga.

No solo de Rosario murió Acuña

Aunque la historia del desamor de Rosario se ha robado todos los recuerdos, es cierto que Manuel tuvo otras mujeres importantes en su vida que fueron eclipsadas por la leyenda del “Nocturno”.

En enero de 1874, poco tiempo después de la muerte del escritor, en el mismo panteón de su sepultura, se depositaban los restos de un bebé que “murió de hambre” hijo del poeta y de la escritora Laura Méndez de Cuenca – a quien le dedicó el poema “A Laura”.

También se comentaba que tuvo un hijo con una lavandera, “chisme” que supuestamente había molestado a Rosario de la Peña.


Fuente: http://www.wikimexico.com/articulo/manuel-acuna-amor-y-muerte




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