domingo, 30 de septiembre de 2018

30 de septiembre: Natalicio de José María Morelos y Pavón



Un día como hoy pero de 1765 nace José María Morelos y Pavón un personaje emblemático dentro de la historia nacional.

En el desarrollo del movimiento libertario iniciado en 1810, el cura José María Morelos y Pavón ocupa un lugar preponderante, compartiendo honores con el Padre de la Patria y otros patriotas que hicieron posible el proceso de independencia hasta su consolidación.

El cura José María Morelos y Pavón nació en la ciudad de Valladolid, la cual posteriormente en su honor cambió a Morelia, el 30 de septiembre de 1765 en familia humilde; pero deseosa de progresar. Iniciándose en el trabajo en edad temprana continuó más adelante estudios eclesiásticos en el Seminario Tridentino de su Ciudad natal hasta su ordenación sacerdotal, profesión que ejerció en algunos pueblos de la provincia michoacana.

Como cura de Carácuaro, lugar en donde ejercía su ministerio, se enteró del levantamiento acaudillado por su maestro Miguel Hidalgo. Interesado en la idea de Independencia tuvo un encuentro con el caudillo en Charo e Indaparapeo, recibiendo la importante misión de levantar en armas el Sur.

A partir de ese momento inició con pocos hombres un ejército de patriotas para sostener por algunos años una guerra que improvisada en un principio, pronto se convertiría en serio peligro para el gobierno virreinal, que destinó sus mejores fuerzas y comandantes para acabar con los insurgentes del Generalísimo Morelos.

Muchos hechos de armas en lo que hubo sitios y batallas en terreno abierto, frecuentemente victoriosas para los Insurgentes a su mando como la campaña sostenida en 1812, fueron definiendo su perfil y acción de mando.

Sus éxitos en aquella guerra que inmortalizó su nombre y el de sus comandantes subordinados, obedecía a su carisma de líder en el aspecto de la condición humana y el conocimiento de la geografía del Sur, aspectos que siempre consideró como factor sustancial de la guerra de la que supo obtener ventaja.

A la muerte del Cura Hidalgo y demás caudillos iniciadores, en él recayó la responsabilidad de sostener viva la llama libertaria con renombrados triunfos militares y atinadas decisiones políticas, aún adelantadas a los caudillos americanos de su tiempo.

La patria agradecida con sus hijos recuerda su nombre, considerándolo como Generalísimo y excelente conductor de hombres en aquella guerra que empezó a definir el sentimiento y orgullo mexicano.

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