Mónico vivía entre amuletos, los vecinos lo distinguían por su plática extensa y conocedora de varios temas, sobre todo de brujería, hechizos y brebajes, en las cuales siempre mencionaba su temor a las brujas, que por años lo atormentaban.
Mónico Martínez, era un popular agente de hoteles, reconocido en Saltillo a inicios del siglo XX. Vivía en una casa ubicada sobre la calle de General Cepeda, justo antes de llegar a la calle de Félix U. Gómez, una vivienda característica por las figuras del rostro de demonio labradas en la puerta principal.
Conocido por ser un hombre supersticioso, Mónico vivía entre amuletos, los vecinos lo distinguían por su plática extensa y conocedora de varios temas, sobre todo de brujería, hechizos y brebajes, en las cuales siempre mencionaba su temor a las brujas, que por años lo atormentaban.
Los ataques de las brujas eran constantes, hasta que una noche, Mónico ya no pudo dormir, el temor de que las brujas se lo llevaran se lo impedía, así estuvo por dos días, hasta que pidió auxilio a su familia y policías, que preocupados por los desvaríos del agente decidieron montar guardias, sentados en dos sillas afuera de su habitación.
El cansancio llegó a los cuidadores, quienes se quedaron dormidos y despertaron a las 6 de la mañana, Mónico ya no estaba en la cama, y su cuerpo fue encontrado sin vida en la alberca de Alta Mira, y desde ese día los vecinos son testigo de los sucesos paranormales que ahí suceden.
Fuente: publicada por Daniel Revilla, hoy 31 de Octubre en la página del periódico siguiente:
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