El 18 de noviembre, con armas en mano, después de haber sido alertado del posible cateo, Aquiles Serdán reunió a sus compañeros ya preparados para iniciar la Revolución Mexicana. Fue ahí, en un pequeño lapso de horas, cuando los hermanos Serdán brillaron en la historia. Máximo Serdán, hermano menor, fue de los primeros revolucionarios que lucharon en una notoria desventaja contra los casi mil soldados que el gobernador envió para terminar con los rebeldes.
La lucha fue la primer batalla revolucionaria en la que Aquiles Serdán se levantó como el primer mártir de la Revolución. Serdán murió horas después de que el enfrentamiento terminara, cuando todos sus compañeros habían perecido y él logró refugiarse en un hueco en el que escondía armas; allí, a las dos de la mañana, con la casa llena de soldados buscando el cuerpo del autor intelectual del conflicto armado, un ataque de tos delató a Aquiles; fue herido de muerte y, además, recibió el tiro de gracia. Su cuerpo fue exhibido públicamente para alejar de toda idea revolucionaria a quien viera el cuerpo de uno de los primeros antirreeleccionistas.
Pero su causa no fue en vano, Aquiles Serdán fue nombrado Benemérito de la Patria por el presidente Abelardo L. Rodríguez, mediante decreto del 11 de noviembre de 1932; desde entonces su nombre está grabado con letras de oro en los muros de la Cámara de Diputados: Aquiles Serdán (1876-1910).
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