Los atardeceres no son lugares, son momentos. Su belleza reside en lo efímero de los colores, las luces, hasta los olores. Muchas veces nos hemos preguntado cómo se crean esos colores tan intensos en el cielo, su explicación deriva del ángulo con que los rayos del sol llegan a nosotros.
Durante el atardecer, los rayos tienen que recorrer un mayor camino para llegar hasta nosotros, y solo consiguen llegar las ondas de mayor longitud: los rayos rojos. A medida que el sol baja de ángulo y se acerca al horizonte, empezamos a ver pinceladas rojas, rosadas, naranjas y amarillas. Los distintos colores se deben a que los rayos rojos llegan a nosotros difundidos por las partículas de la atmósfera. Qué bonito.
Este bello atardecer visto esta segunda semana de julio de 2018 desde el pueblo mágico de Arteaga, Coahuila, nos fue compartido por Adriana Ramos Rivera a quien agradecemos su colaboración.
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