En México, la historia señala que el Día del Abogado se celebró por primera vez en 1960, gracias a un decreto presidencial de Adolfo López Mateos. Desde ese año, el 12 de julio los mexicanos celebramos a quienes de encargan de defender y hacer cumplir las leyes.
La historia de esta celebración se remonta a hace casi 500 años, cuando nuestro país aún se encontraba bajo dominio español. En aquellos días, precisamente el 21 de septiembre de 1551, el rey Carlos I de España —y Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, cuya efigie durante muchos años apareció en una barra de chocolate— ordenó establecer en la Nueva España un centro de estudios de universidad de las ciencias. Debido a ese decreto, se estableció en nuestro país la Real y Pontificia Universidad de México el 25 de enero de 1553.
Las facultades que dieron inicio a la educación universitaria en nuestro país fueron las de Cánones y la de Leyes. Así fue que, el 12 de julio de 1553, se estableció en el Virreinato de la Nueva España la primera cátedra para la enseñanza del Derecho y se dictaron las primeras Ordenanzas de Buen Gobierno. Por eso se celebra el Día del Abogado el 12 de julio.
Además, ese mismo día, Bartolomé de Frías y Albornoz leyó la Prima de Leyes, una de las cátedras que había en ese tiempo, en la que se introducía al alumno en los principios fundamentales del Derecho Romano.
Así se ubica este día como la fecha de la primera cátedra de derecho en América Latina. Pero fue cuatro siglos después cuando, por órdenes del entonces presidente Adolfo López Mateos, y a petición de un comité encabezado por don Federico Bracamontes, fundador del Diario de México, que la fecha quedó oficialmente establecida como Día del Abogado.
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