Leona Vicario también conocida como Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria o la mujer fuerte de la Independencia fue una revolucionaria mexicana. Es considerada como una heroína de la independencia mexicana, una de las figuras más destacadas de la Guerra de Independencia de México.
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació en la Ciudad de México, el 10 de abril de 1789.
De pequeña, recibió una amplia educación, cosa poco común en la época. Estudió bellas artes y ciencias.
Al morir sus padres en 1807, permaneció bajo la custodia de su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. Luego, su tío le permitió vivir sola para que estuviera cómoda, algo escandaloso para las costumbres de la época.
Desde 1810, Leona Vicario formó parte de una sociedad secreta llamada Los Guadalupes, cuyos integrantes conformaron una especie de red, a través de correos con Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón. Ella se dedicaba a recoger la información sobre las estrategias de los españoles para combatir a los insurgentes.
En 1813, fue recluida en la cárcel y se le incautaron todos su bienes, al haber sido encontrada como culpable debido a la interceptación de sus correos. No obstante, los insurgentes disfrazados de oficiales virreinales la ayudaron a escapar y partió hacia Tlalpujahua, Michoacán.
Entre 1814 y 1815, Leona trabajó en los periódicos: El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.
En 1818 fue capturada junto a su esposo y debió aceptar la propuesta de indulto.
Consumada la independencia y en compensación por la confiscación de sus bienes, el Congreso de la República le concedió una liquidación en metálico, una hacienda llamada y tres casas.
En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordó que la villa de Saltillo se denominase en adelante Leona Vicario.
Leona Vicario continuó con sus actividades políticas, periodísticas y poéticas. Escribió en El Federalista hasta su muerte.
Fue una de las primeras mujeres periodistas de México y se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital del virreinato.
Impulsó el feminismo, la cultura y la ideología libertaria.
Brindó ayuda con su propia fortuna a la insurgencia. Además dio cobijo y medicina a los rebeldes.
Se casó con Andrés Quintana Roo en 1813 y tuvo 3 hijas: Genoveva, María Dolores y Dolores.
Falleció en la Ciudad de México, el 21 de agosto de 1842. Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria el 25 de agosto de 1842, a los cuatro días de su fallecimiento.
Ha sido la única mujer en México a la que se le han ofrecido funerales de Estado. Sus restos descansan en el Palacio Nacional.
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