jueves, 6 de septiembre de 2018

Los Cedros del Líbano en Saltillo

La siguiente publicación es una aportación de Emanuelle Abdallah, quien nos comenta:

Buenas noches

Aqui comparto el artículo que Carlos Gaytán periodista, escritor y conductor en Radio redactó sobre mi bisabuelo Don Gabriel Carrúm en su libro Croniquillas de Saltillo sobre el tan tradicional Restaruante Cafe Carrúm y de los Cedros de Líbano que el sembrara en la Plaza Manuel Acuña y que años después se volvieran a sembrar en signo de fraternidad entre las familias libanesas, palestinas y mexicanas. Ahora estos cedros están fuertes y robustos en la plaza Manuel Acuña en Saltillo Coahuila.

DON GABRIEL CARRUM, EL RESTAURANTERO…

Trajo dos cedros de Líbano, que con sus propias manos plantó como símbolo de esperanza y libertad De origen sirio libanés y miembro distinguido de aquellas honorables familias que llegaron de Siria, de Palestina y de Líbano para quedarse definitivamente en Saltillo.

Don Gabriel Carrum es recordado con mucho cariño por quienes tuvieron la dicha de comer en su famoso restaurante de la antigua “rin- conada”, que se formaba en un tramo de lo que ahora es la calle Nueva, entre Manuel Acuña y Padre Flores.

Era un restaurante no apto para ricos, sino para pobres, para gente de la barriada, para gente venida de las rancherías. Había algunos platillos en el menú, pero seguramente lo que más atraía a la clientela eran los famosos caldos de Carrum.

Don Gabriel llegó a Saltillo en 1920 y trajo consigo dos pequeños árboles de cedro de Líbano, que aquí como allá fueron el símbolo de quienes decidieron vivir en esta ciudad.

Los cedros de Líbano fueron plantados en la Plaza Manuel Acuña, frente al ala suroriente del edificio del Mercado Juárez, que además de ser una característica de dicho paseo, daban sombra a propios y extraños.

Carrum fue un hombre caritativo, de grandes sentimientos. Él traía la consigna de instalar un restaurante para gente humilde. Había ocasiones en que las personas de plano decían que no traían dinero y él gustoso les daba de comer; nadie se iba con hambre. Contrajo matrimonio con Doña Juanita Yunes. Como no recordar a esta singular pareja que eran toda bondad y cariño. Los Carrum Yunes procrearon cinco hijos: Jesús, Elías, José, Jorge y Pedro.

En el restaurante se alimentaron los personajes populares radicados en Saltillo o venidos de otras latitudes. Boxeadores, cantantes, acróbatas, maestros, pintores; en fin, una infinidad de gente que quiso mucho a Don Gabriel.

Cuenta su nuera María de Jesús Cedillo de Carrum que en 1942, cuando falleció el Sr. Carrum, asistió un número impresionante de gente, sobre todo de origen humilde, a quien el buen restaurantero dio de comer de gratis en muchas ocasiones. Era tan larga la fila de gente a pie, que mientras que la carroza que llevaba los restos de Don Pedro se encontraba ya en el Panteón de Santiago, había todavía gente caminando rumbo al cementerio en el primer cuadro de la ciudad.

Su esposa Juanita y sus hijos continuaron la famosa tradición del restaurant de Gabriel Carrum. Juanita fue una mujer muy emprendedora y de gran carácter (bueno), risueña, amable con toda la gente. Ella falleció en 1985, también era originaria del Líbano.

LOS CEDROS DE LÍBANO No recuerdo en qué fecha, pero merced a la modernidad repentinamente los cedros de Líbano fueron cegados por la picota oficial, que no respeta sentimientos, menos historia.

En 1999, a iniciativa de la llamada colonia árabe de Saltillo, el Gobierno del Estado, que encabezó Rogelio Montemayor y el municipal a cargo de Manuel López Villarreal, se llevó a cabo una nueva plantación de los famosos cedros de Líbano.

Fue orador oficial de la ceremonia el doctor Jorge Fuentes Aguirre, quien recordó que en 1920, Don Gabriel Carrum, originario del Medio Oriente, había plantado los dos primeros cedros de Líbano en la llamada Plaza del Mercado, ahora Manuel Acuña, por considerar como lugar representativo de la identidad y el arraigo de las familias siro libanesas y palestinas, que se asentaron aquí a principios del siglo XX. Ramón Hassa Chamely, miembro del comité organizador, dijo que este árbol significaba la esperanza y la libertad La libertad en la que habremos de crecer juntos y la esperanza que nos mantendrá siempre de pie para vencer el infortunio.

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