lunes, 2 de noviembre de 2015

El pan de muerto, una leyenda de sangre

El gusto por el pan especial del día de muertos se remonta a la época de los sacrificios humanos y a la llegada de los españoles a la Nueva España en 1519.

Se cuenta que era un ritual prehispánico en el que una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón aun latiendo se introducía en una olla con amaranto y después quien encabezaba el rito mordía el corazón en señal de agradecimiento a un dios  .

Los españoles rechazaron ese tipo de sacrificios y elaboraban un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella.

Otros historiadores dicen que el nacimiento de ese pan se basa en un rito que se hacía a los muertos que enterraban con sus pertenencias, se trataba de un pan compuesto por semillas de amaranto molidas y tostadas, mezclado con la sangre de los sacrificios que se ofrecían en honor a Izcoxauhqui, Cuetzaltzin o Huehuetéotl.
También se cuenta que hacían un ídolo de Huitzilopochtli de "alegría", al que después encajaban un pico y, a manera de sacrificio, le sacaban el corazón en forma simbólica  , pues el pan de amaranto era el corazón de ídolo. Luego se repartían entre el pueblo algunos pedazos del pan para compartir la divinidad.

Se cree que de allí surgió el pan de muerto.
 
El pan de muerto tiene un significado, el círculo que se encuentra en la parte superior del mismo es el cráneo, las canillas son los huesos y el sabor a azahar es por el recuerdo a los ya fallecidos.
 

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