La tradición nos dice que cada uno de ellos llevaba consigo una caja y en cada caja un obsequio diferente. Oro, incienso y Mirra.
Sin embargo, la adoración a los Reyes Magos, que inició en Occidente hasta el siglo V, derivó en la tradición de llevar juguetes para los más pequeños de la casa a mediados del siglo XIX, época en la que también cobró popularidad el escribir la famosa "carta" a los monarcas.
Lo menos conocido de esta tradición es que en un principio Gaspar era el encargado de repartir dulces, miel y frutos frescos ; Melchor tenía la encomienda de la ropa o zapatos, y Baltasar jugaba el peor papel, pues debía de ocuparse de castigar a los niños traviesos dejándoles carbón o leña en vez de regalos.